Clases presenciales: no hay consenso

Students wearing protection mask to prevent germ, virus and PM 2.5 micron in classroom

Los niños, niñas, adolescentes y jóvenes son un tesoro para cualquier país. Por eso hay que cuidarlos, porque ellos son el futuro (otros afirman que también el presente) y responsables de las generaciones por venir. Y así La vida continuará con ese grupo que empieza su camino en este planeta. Por eso despiertan tanta polémica entre la sociedad, los docentes y el gobierno las preguntas sobre: ¿Es prudente regresar a las aulas en tiempos de pandemia y sin vacunas disponibles o cuya eficacia real esté probada? ¿Aún con vacunas hay riesgos para la vida e integridad de esa población? La sabiduría popular indica: ante la duda abstente. Pero para algunos sectores del gobierno es necesario regresar a clases, no se sabe si para salvar las inversiones en infraestructura educativa o para acelerar el conocimiento humano, que dicen otros, bajo la pandemia estamos perdiendo posibilidades de avanzar en el desarrollo de la sociedad.

No creo que la virtualidad desmejore la capacidad del ser humano para pensar, por el contrario, el ejercicio del encierro total o temporal ha demostrado que muchas cosas sobran en el mundo de hoy, entre ellas, el exceso de diversión en el sector turístico, los viajes internacionales de negocios, los conciertos, el consumo de alcohol en bares y restaurantes, porque la pandemia nos puso a vivir una existencia con muy pocas necesidades. Hoy la neurociencia afirma que los últimos 120 años el hombre ha desmejorado su inteligencia, pues somos menos rápidos en dar respuestas a los problemas que se nos plantean. Además, que hay que dejar que el desarrollo de cada persona se logre con los apoyos de su ADN, es decir, de la herencia genética acumulada por los mayores. Muchos de nuestros logros los estamos trasladando a las máquinas, hoy a los computadores como artefactos inteligentes, mañana a los computadores cuánticos como superestructuras de la información y del conocimiento. Conclusión: los antiguos habitantes de la tierra fueron más inteligentes que nosotros.

Por eso los maestros y los padres de familia se preguntan muchas cosas, entre ellas: ¿Qué pasa si mi hijo que estuvo un año sin contagiarse bajo nuestro cuidado resulta afectado con Covid19 en el jardín, escuela o Colegio? ¿Si mi hijo como consecuencia de ese virus queda con secuelas cerebrales o motrices, quién responderá por los costos de la recuperación? ¿Y si mi hijo (a) muere quién responderá, el Estado que forzó el reingreso o las instituciones educativas que no supieron cuidarlos con todos los protocoles anunciados? No podemos olvidar que en Colombia no se han iniciado procesos de responsabilidad médica por los muertos de la pandemia, pero no faltará quien crea que el conocimiento científico aplicado a sus parientes fallecidos fue insuficiente y que se configura una causal de responsabilidad en casos particulares. ¿y cómo se manejarán las acciones de repetición por esos hechos en caso de condenas al Estado o las acciones indemnizatorias contra las instituciones educativas?

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