Bogotá acaba de recibir la noticia que sin necesidad de largos pleitos judiciales se llegó a un acuerdo con los proponentes de la licitación que pretendía continuar con la ejecución de obras destinadas al sistema de transporte masivo Transmilenio por la carrera séptima de la ciudad. Todos deberíamos estar alegres, porque en ese mismo eje vial se construirá un corredor verde, que irá hasta la calle 200, lo que impactará positivamente la presentación de esta gran urbe y el medio ambiente. Los problemas de la pandemia nos han enseñado que si no atendemos a las consecuencias del calentamiento global sufriremos las secuelas de los gases de efecto invernadero, que producirán cambios inimaginables en todo el globo terráqueo, aumentando los niveles de los mares y causando la muerte de millones de personas afincadas en las playas y costas de todos los países. Y este triunfo del Concejo de Bogotá y de su Alcaldesa logrado con paciencia, debería animarlos a continuar con las inversiones y controles para la protección de los cerros tutelares, que en una sentencia del Concejo de Estado, de 5 de noviembre del 2015, ratificó la necesidad de reorganizar todo el sistema de seguridad para dichos terrenos, incluso con un comité especial, que permita devolverle la fortaleza, belleza y estructura pública que se estaba perdiendo por omisión de deberes de muchas entidades del Estado y por la acción de quienes invaden y ocupan terrenos ilegalmente en esas alturas.
Hay otras ciudades que tienen también desarrollos importantes en la construcción de obras que recuperan el espacio público como las siguientes: Medellín, que tiene incorporada la idea en el POT, que la ciudad debe dejar de crecer hacia las montañas y reorganizarse a lo largo del río, aprovechando la estabilidad de sus suelos y potenciando este como eje estructurante de la ciudad. El concurso “Parques del Río Medellín” se llevó a cabo a mediados del 2013, como iniciativa de la EDU, La Alcaldía Local, Planeación, Gerencia Parques del Río Medellín y la Sociedad Colombiana de Arquitectos; Cali, en el 2012 en la ciudad se adecuó un espacio en el centro destinado totalmente para el descanso y hoy, años después, se considera que ha cumplido su objetivo inicial y ha abierto un nuevo entorno para apropiarse y disfrutar de la belleza del río; así el Bulevar del Río Cali es un espacio que ha resultado exitoso para el deleite de los ciudadanos; Barranquilla, con su Gran Malecón del Río Magdalena, seleccionado por el periodismo como una de las obras más importantes del 2019, ha transformado las ciudad, la ha impactado socialmente y le está dando la imagen de capital cosmopolita y moderna; Montería, construyó su malecón del río Sinú, aprovechando la franja del afluente y dando al paisaje que atraviesa un entorno maravilloso.
Esas experiencias de ciudad nos animan para que protejamos la naturaleza, las aguas, con muchos árboles sembrados y zonas de recreo para el avistamiento de aves, estudios de flora, y además, investigación científica que nos ayude para el uso adecuado de los recursos naturales. Hay que apropiar recursos en los planes de inversión de las capitales y de los municipios medianos y pequeños, acabar con las actividades ilegales como las ocupaciones clandestinas de tierras o el ejercicio de la minería ilegal. Así estaremos seguros de que nuestros hijos y nietos podrá disfrutar de un entorno más amable y limpio.
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