Las sociedades deberían evolucionar desde “los estados combatientes” hacia sociedades que vivan en medio de la paz y el desarrollo continuo. Pero infortunadamente todas las comunidades humanas tienen fuerzas retardatarias y fuerzas renovadoras. Las primeras son aquellas que prefieren el statu quo, porque se benefician de la inmovilidad de las instituciones y, las segundas, son las que promueven el cambio, la renovación de las costumbres y de las leyes por otras más adecuadas a los tiempos modernos, y que procuran beneficiar a la mayoría y no a la minoría privilegiada descendiente de reyes y duques o terratenientes, que se creen nacidos con “sangre azul”, como decían los antiguos, al mostrar tanta reverencia hacia los reyes y faraones, califas y jeques.
Pero el cambio de fondo se ha venido dando en la sociedad de las comunicaciones, donde las redes sociales y la internet han desafiado a los medios escritos, haciendo que muchos de ellos desaparezcan. Pero las redes están llenas de personas que escriben con “odio visceral”, que según expresa la Real Academia Española significa reacción emocional o muy intensa, pues se deja llevar por esos sentimientos agudos de desprecio hacia los demás. Ocurre entre integrantes de dos o más religiones, o de diferentes partidos políticos o distintas ideologías. Pero los medios escritos para no perder su importancia escandalizan las noticias, ponen titulares lascivos o terroríficos, generando desprecio o duda y descalificando a los adversarios de sus creencias. Está pasando en Colombia donde tres o cinco periódicos y revistas hacen todo tipo de acusaciones sin pruebas y sin procedimiento judicial previo, como debe ocurrir en cualquier pais civilizado, todo para expandir más odio entre sus lectores, en contra de personas o políticas gubernamentales.
El odio es mal consejero, pues lleva a la justicia a aliarse con los corruptos, a informarles de las investigaciones y de las medidas que se toman en los procedimientos contra ellos. También ocultan informaciones relevantes para que sus parciales ideológicos no sean estigmatizados, borran información de las redes o incluyen otras que no son reales o ciertas. Esos comportamientos antidemocráticos, llevan a justificar todo comportamiento de quienes les han dado publicidad o contratos para salvar sus empresas, o a decir que no al cambio social y económico, salvo que ellos lo autoricen. Según la Wikipedia “una sociedad llena de odio crea un sentimiento intenso de repulsa hacia alguien o algo que provoca el deseo de rechazar o eliminar aquello que genera disgusto; es decir, sentimiento de profunda antipatía, disgusto, aversión, enemistad o repulsión hacia una persona, cosa, o fenómeno. Así como el deseo de evitar, limitar o destruir a su objetivo”. Cuidemos la democracia y las instituciones abandonando el dio como arma política. ¡El odio puede hacer que los partidos y los gremios desaparezcan!
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