Dos encuestas recientes dan una popularidad para el Presidente Gustavo Petro de 60% (Centro Nacional de Consultoría) y 49% la de Invamer. Este es un dato curioso en la medida de que la segunda encuestadora también en los conteos para la elección presidencial afirmaba que los resultados eran Fico y Petro en la segunda vuelta, lo que no resultó cierto. Por otra parte, Invamer también anunció a nueve días de que se diera la segunda vuelta presidencial, en una nueva encuesta: Rodolfo Hernández cuenta con el 48.2% en intención de voto y Gustavo Petro tiene un 47,2%. Se trata de un empate técnico, pues el margen de error es del 2,19%. No obstante tales mediciones Gustavo Petro ganó por más de 700 mil votos.
Pero el mayor triunfo de estos 100 días es haber consolidado una coalición mayoritaria que ha permitido hacer cambios de fondo en varios frentes. Especialmente se han tomado decisiones en materia ambiental, de presupuesto y en la paz, lo que será apoyado por la reforma tributaria que permitirá ingresos adicionales por más de $20 billones obtenidos de los ingresos de los más ricos de Colombia. Habrá pues suficiente dinero para iniciar el cumplimiento de las promesas del Pacto Histórico en favor de los más necesitados y en la consolidación de una nueva clase media que estará dotada de instrumentos de capacitación empresarial, apoyo técnico y créditos blandos para enfrentar la dura crisis mundial y la posible recesión anunciada por las grandes potencias económicas del mundo.
Gustavo Petro ha logrado casi el 70% del apoyo del Congreso. Entre partidos y movimientos tiene 11 aliados importantes. Un partido organizado en oposición representada por el Centro Democrático, que a pesar de sus esfuerzos no logra afectar la gobernabilidad. El Líder de la oposición que debió ser Rodolfo Hernández declinó esa responsabilidad democrática, dejando a sus apoyos en las urnas en una zona gris sin vocero y sin ninguna fortaleza. El pais avanza, en medio de las críticas infundadas de sectores poderosos, tanto de la economía como de los medios, pero el pueblo apoya sin ninguna duda al Presidente en ejercicio. Al fin y al cabo ganó las elecciones con una votación jamás alcanzada por Presidente alguno. Así se demostró que el artículo 3º de la Constitución no es letra muerta sino escudo viviente de la democracia, porque la soberanía reside exclusivamente en el pueblo, del cual emana el poder público.
La Corte Constitucional lo ha confirmado así: “En el mundo contemporáneo, el poder interno y autónomo de ordenación de los Estados generalmente se funda en el principio de soberanía nacional (C.P. art. 9°), que le permite al pueblo en ejercicio del poder constituyente originario dictar una Constitución, mediante la cual, organiza un modelo de Estado alrededor de la adopción de una forma de organización, de un sistema de gobierno y de un régimen político. Como lo ha sostenido reiteradamente esta Corporación, dicho poder constituyente originario no se encuentra sujeto a límites jurídicos, y comporta, por encima de todo, un ejercicio pleno del poder político de los asociados.”
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