MASA INFORME

Cuando José Ortega y Gasset escribió “la rebelión de las masas”, posiblemente se estaba refiriendo a los grupos humanos y trabajadores surgidos después de la revolución industrial. Era consecuencia de siglos de sumisión a los líderes de los pequeños Estados, a los señores feudales y a los monarcas que imponían su voluntad con la fuerza de sus ejércitos y de sus armas; el pueblo estaba sometido. Por eso en una parte del texto el autor escribió: “la sociedad tendrá que vivir para el Estado…el hombre para la máquina del gobierno… que después de chupar el tuétano de la sociedad se quedará hético, esquelético, muerto con esa muerte herrumbrosa de la máquina, mucho más cadavérica que la del organismo vivo.” Hoy el Estado como ficción es un instrumento de integración humana. Los gobiernos no están hechos para mandar sino para concertar, coordinar, deliberar, proyectar, recaudar impuestos y atender las necesidades de todos los habitantes del territorio y cuando se trate de decisiones importantes consultar a las comunidades afectadas. “La democracia participativa procura otorgar al ciudadano la certidumbre de que no será excluido del debate, del análisis ni de la resolución de los factores que inciden en su vida diaria, ni tampoco de los procesos políticos que comprometen el futuro colectivo. Asume la Constitución que cada ciudadano es parte activa en las determinaciones de carácter público y que tiene algo qué decir en relación con ellas, lo cual genera verdaderos derechos amparados por la Carta Política, cuya normatividad plasma los mecanismos idóneos para su ejercicio. (C-021/96)

Quien no entienda tal compromiso estando en el poder no sabe lo que es la Constitución ni su finalidad y, por ende, la está violando. Eso trae consecuencias jurídicas en los campos penal, fiscal y disciplinario. Entonces, el primer deber del gobernante es reconocer con su juramento que “la soberanía reside exclusivamente en el pueblo, del cual emana el poder público”. El gobierno representa al pueblo, esto es, actúa por mandato de aquel y por eso le está subordinado. (Art. 3º C.P.) Creer que cada uno de los ciudadanos integra con los demás una masa informe es craso error. “Según Kierkegaard, la individualidad es una categoría subjetiva e íntima que sólo puede atribuirse al ser humano. El individuo resulta ser el horizonte de realización humana, la plenitud de la existencia, el fruto de un largo itinerario de construcción personal”. (Remo H. Largo-2018). El otro punto crucial del gobernante es considerar ingenuos, tarados o estúpidos a sus gobernados, pues si algo caracteriza las sociedades modernas es el conocimiento, la información y los buenos niveles de educación alcanzados. Luego hay que hablar con la verdad expresando pensamientos claros y transparentes que permitan la interacción entre pueblo y gobierno. Todo lo contrario a esto siempre será un fracaso.

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