COLOMBIA VIOLENTA

Las estadísticas demuestran hechos y en Colombia las cifras de la violencia son bastante altas. La causa puede ser nuestra propia genética, heredada de conquistadores y políticos que todo lo han resuelto con las armas y la violencia. Aquí aplicamos la ley del más fuerte por las fallas evidentes de la justicia, pues los propios exfiscales generales reconocen que el 99% de los delitos quedan en la impunidad. Con esos niveles de fracaso institucional las personas reivindican su derecho a la indemnización con la ley del talión “ojo por ojo, diente por diente”.

Según datos de Wikipedia “Las víctimas del conflicto armado interno-Colombia fueron los miles de muertos, lisiados, secuestrados, desplazados, desaparecidos y demás afectados por distintas formas de violencia por los diversos actores violentos del conflicto. Colombia es uno de los países con más desplazados internos del mundo, y afectados por el narcotráfico y el terrorismo. ​ Desde 1958 (incluso antes en el periodo conocido como La violencia) se han presentado innumerables combates, asaltos a bases militares, tomas de cabeceras municipales, masacres, atentados terroristas, actos de violencia sexual. Para 2018 el conflicto armado colombiano había dejado 8’708.664 víctimas, según el Registro Único de Víctimas (RUV), de los cuales 2.365.997 fueron niños. Se establecieron los dos periodos presidenciales de Álvaro Uribe Vélez (2002-2006 y 2006-2010) como los años con mayor cantidad de víctimas: 3.633.840 según el Registro Único de víctimas.

La JEP tiene que dejar una memoria judicial de condenados por hechos de violencia dentro del conflicto y el Centro Nacional de Memoria otro tanto sobre las barbaridades no judicializadas. Por eso nuestra decisión de votar en la dirección de acabar con la causa de la violencia que es la polarización política y la discriminación por diferentes causas, debe concretarse en las urnas en 2022, a menos que seamos tan insensibles que ni siquiera la guerra interna o en otros países nos llame la atención de los horrores del enfrentamiento entre hermanos por causa de políticos aferrados al poder. Por eso la Corte ha dicho: “En este sentido, el inciso 2º del artículo 1 transitorio, artículo 1, del Acto Legislativo 01 de 2018, prevé que el Sistema Integral parte, entre otros, de los siguientes dos principios del reconocimiento de que debe existir verdad plena sobre lo ocurrido de reconocimiento de responsabilidad por parte de todos quienes participaron de manera directa o indirecta en el conflicto y se vieron involucrados de alguna manera en graves violaciones a los derechos humanos y graves infracciones al Derecho Internacional Humanitario.” (C-538/19)

Superada la etapa más grave del conflicto debemos aceptar sin obstáculos políticos ni legales que la paz es un derecho fundamental para nuestras vidas y que debemos cerrar la página lejos de quienes han sido autores, cómplices o auxiliadores de tanta masacre, pero respetando los principios de verdad, justicia, reparación y no repetición. Hagamos en esta elección que las víctimas sean reivindicadas frente a la vida en los campos y ciudades de  Colombia.

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