CAMBIOS SIN VIOLENCIA

La situación para los colombianos no puede estar peor si vamos a las plazas de mercado y a los centros comerciales a constatar el alza incontrolada de los precios de los alimentos y otros bienes necesarios para las familias. Y, ahora con la nueva encuesta de INVAMER, podemos medir qué tantas esperanzas podemos tener hacia el futuro mientras el próximo gobierno reconstruye todo. El Presidente se fue de viaje a ofrecer la firma para nuevos compromisos que no podrá cumplir. Esas visitas debió hacerlas desde el primer mes de gobierno, cuando las expectativas de los mandatarios sobre el nuevo presidente son muchas y pueden acordarse programas y proyectos para ejecutar en los 4 años de mandato. El final de un gobierno, bueno es decirlo, es el tiempo de entregar terminadas las obras ofrecidas y no dejar en marcha sino aquellas que han sido contratadas mediante pagos con vigencias futuras. Esas obras a base de deudas las pagarán las próximas generaciones; seguramente no serán canceladas por los ex funcionarios de este régimen que se irán del país a disfrutar los haberes palaciegos por fuera de nuestras fronteras.

Pero tendrán que concretarse cambios importantes, entre ellos, modificaciones a la estructura institucional que ya no responde a las necesidades de la crisis social y económica, que el gobierno no reconoce pero que existe en la mayoría de los hogares. Según la última medición el Presidente Duque es desaprobado por el 73% de los colombianos encuestados. Y lo peor es que un alto porcentaje de los habitantes cree que el narcotráfico y la corrupción siguen aumentando. En la mayoría de los temas importantes el gobierno se raja y, obvio, eso incluye a los Ministros, cuyas tareas fueron cumplidas de la peor manera, dejando una sensación de insuficiencia en la gestión estatal, por la falta de contacto directo de las altas esferas del poder con el pueblo que eligió al mandatario y al Congreso que lo acompañó mayoritariamente.

Los candidatos están ofreciendo de todo, pero debe prevalecer la sensatez, entendiendo que las reformas constitucionales no pasan en el Congreso en menos de dos años, quedando apenas otros dos para aplicarlas y presentar y aprobar las leyes que permiten su adaptación real. Una tarea de los primeros 100 días será reducir los gastos estatales y acabar con tanto privilegio creado por normas reglamentarias y decretos de la administración central. Además, integrar equipos de trabajo expertos en todas las áreas de la administración para que revisen los contratos, se reúnan con la Fiscalía, la Procuraduría y la Contraloría para darle impulso a todas las investigaciones pendientes, para que se puedan recuperar los ingentes recursos que se pierden por la mala gestión de unos o por la deshonestidad de otros.  Importante es que si ganan la Presidencia los movimientos alternativos la derecha no vaya a desatar una ola de violencia para evitar el buen suceso del nuevo gobierno. Hay mercenarios expertos en crear el caos, planificar asesinatos y generar zozobra. Lo que se refleja en la mente de todo el pueblo es el anhelo de cambio, de paz y progreso.

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