
A falta de argumentos la oposición se ha dedicado durante estos 3 años a insultar al presidente de la República, cuyo respeto le deben todos los ciudadanos por mandato constitucional, según el artículo 95 numeral 3º. Ese acatamiento a las autoridades corresponde con el cuidado y protección que el Gobierno tiene que darles a todos los ciudadanos en su vida, honra y bienes. Pero la oposición cree que el único que tiene deberes es el primer mandatario. Y que los deberes sí deben cumplirse, pero no las obligaciones. Es decir creen que todo debe darse a la oposición mientras ellos se dedican a sembrar el odio, a tergiversar noticias y a insultar como lo hacen Uribe y sus amigos de diferentes maneras: se inventaron el “fuera Petro”, con el ánimo de sacarlo del poder, azuzando a la gente a levantarse contra las instituciones. Han pedido a la fuerza pública que no obedezca al Presidente elegido democráticamente y han clamado a gobiernos extranjeros que lo procesen y lo extraditen. Lo han tachado de vago, enredador y fantoche; que no merece el título de la Universidad que lo graduó y ni siquiera el de la Universidad de la Peliteñida de Betty la fea; las redes sociales las llenan de insultos incluso contra mujeres que apoyan al presidente amenazándolas con muerte por empalamiento, incluso a sus hijas.
Y como si fuera poco le han atribuido la comisión de todos los delitos que consagra el código penal, sin prueba alguna; pero, además, lo han tachado de bandido, asesino y terrorista. En los últimos meses lo han vinculado como causa eficiente de la muerte de Miguel Uribe Turbay, como si la familia del fallecido no tuviera cuentas pendientes con grupos armados organizados, de aquellos que nada perdonan y todo lo “cobran”. La IA ha conceptuado que “la política de odio se refiere al uso de retórica y acciones que atacan, discriminan o incitan a la violencia contra un grupo o individuo por sus características protegidas, como la raza, la religión o el género, con el fin de desestabilizar la paz social, la cohesión y los derechos humanos. Esta estrategia política busca polarizar a la sociedad y puede manifestarse a través de discursos en línea, propaganda o actos criminales, y tiene como objetivo exacerbar conflictos y prejuicios”.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) rechaza activamente la política de odio promoviendo el diálogo y la tolerancia, definiendo el discurso de odio como cualquier comunicación que ataca o discrimina a personas por su religión, etnia, género, etc., e impactando la cohesión social. Para combatirlo, la ONU estableció el Día Internacional para Contrarrestar el Discurso de Odio el 18 de junio, lanzó la campaña #NoToHate y promueve estrategias que incluyen alianzas con empresas tecnológicas, educación en alfabetización mediática y la gobernanza de la inteligencia artificial. Los colombianos amamos la paz y rechazamos todo tipo de violencia promovida por los partidos políticos, que están llamados a restablecer la concordia y no a generar discriminaciones por razones de sexo, raza, origen nacional o familiar, lengua, religión, opinión política o filosófica. (Art. 13 Constitucional). Estamos esperando que la primera tarea de los precandidatos sea moderar el lenguaje y ofrecer paz y progreso para todos.
Se el primero en Comentar